Almuerzo en familia

No celebrábamos nada. Ni un cumpleaños, ni nuestro aniversario, ni cumple mes de Tomás. No hubo un motivo particular que nos hiciera volver al lugar donde nos casamos y pasamos una de las noches más inolvidables y hermosas de nuestras vidas. Simplemente fuimos a almorzar, porque el Club Pescadores de Montevideo nos permite eso: volver una y mil veces al lugar donde nos convertimos en marido y mujer.

Los sábados son de bastante actividad para nuestra familia, ya que por lo general y durante mi licencia maternal, lo aprovechamos para salir a hacer algunas compras, me llevan al club mientras ellos pasean un rato juntos o simplemente damos alguna vuelta. El sábado pasado no fue la excepción, salvo porque nuestro almuerzo lo hicimos en el maravilloso entorno del Club Pescadores, lugar que cada vez disfrutamos más.

El pequeño torró todo el rato.

La vista desde nuestra mesa.

Mi recomendación a todos los futuros novios que están eligiendo dónde realizar su fiesta de casamiento, es que elijan un lugar al que puedan volver. No tengo nada en contra de las chacras y los clubes de fiesta, pero evidentemente salvo que el motivo sea otra fiesta, es difícil volver a visitar esos lugares.

El Club Pescadores de Montevideo no sólo tiene una vista maravillosa para disfrutar un sábado o un domingo al mediodía, sino que además, tiene una gastronomía de lujo y a un precio más que accesible. Allí festejamos junto a nuestras familias el primer aniversario de casados, y un sábado de invierno cualquiera volvimos a ir (ya con nuestro retoño) para disfrutar un riquísimo almuerzo mientras veíamos en pantalla gigante un partido del Mundial. Mi esposo se pidió unos raviolones de cordero con salsa de hongos y yo unos sorrentinos de salmón con salsa de... algo que ahora no recuerdo, lo que sí recuerdo ¡es que todo estaba para chuparse los dedos!

Hermoso lugar, con comida espectacular, una vista divina y personal súper buena onda.