No tenía idea cómo sería ni con cuánto dinero contaríamos
para la boda. Pensando en nuestras finanzas, empecé a proponerle a Pablo
hacerlo muy “artesanal”: armar nosotros la lista de canciones, hacer un asado,
pedirle a alguno de nuestros amigos que cocinan rico que nos hicieran los
postres, y más cosas de ese estilo. No pensé encontrarme un novio tan
tradicional: quería salón, quería catering, quería dj, quería fotógrafo, quería
vals… Así que muchas de mis propuestas económicas y artesanales, ¡ni siquiera fueron
pronunciadas en voz alta!
De todas formas afortunadamente pudimos poner las manos en
la masa y dedicarle domingos y días libres a la confección de algunos ítems que
el día de la fiesta serían suceso entre nuestros invitados.
Si bien conté con el apoyo de Pablo en todo momento,
compartiendo y siendo protagonista en las decisiones importantes, no deja de
ser un hombre: él creía que para todo había tiempo. Esto empezó a cambiar luego
de reunirnos con algunos proveedores: todos nos decían que si bien estábamos OK
con el tiempo, no nos dejáramos estar porque febrero es un mes con muchas
fiestas, así que nos recomendaban ir reservando. Creo que el “click” más grande
se dio en Pablo cuando fuimos a reservar en el lugar donde nos casamos, y la
fecha elegida por ambos ya estaba reservada!!!!
Queríamos casarnos el 2 de febrero, cuando cumplíamos 4 años
de novios, pero al no tener esa fecha disponible elegimos el sábado 9,
exactamente una semana después (un número mucho más lindo!!)
Volviendo al tema del “novio”, jamás podría haberme casado
siendo yo la única persona responsable en la organización de la boda. He leído
y escuchado muchas novias que se quejan por la falta de motivación del novio, o
que por el contrario se obsesionan tanto con la planificación que no dejan al
novio opinar ni siquiera sobre el color de sus medias… Si alguno de estos
hubiera sido mi caso, sencillamente no me casaba!! Nosotros elegimos juntos el
lugar, diseñamos juntos las tarjetas, hicimos juntos los centros de mesa,
fuimos juntos a las reuniones con los proveedores, y juntos hicimos un montón
de cosas más… porque una boda es de a dos!!
Obviamente no participó en nada relacionado con el vestido
ni con mi despedida de soltera, pero en todos los demás temas, fuimos una
pareja que planifica lo que será uno de los mejores días de su vida.
La elección del lugar fue de las primeras cosas que hicimos,
sabiendo que algo fundamental era que fuera frente al mar: allí nos conocimos y
allí me propuso casamiento (además ambos somos como dos pecesitos que adoran el
agua!!) Recorrimos un par de locales hasta que encontramos el lugar ideal: Club
Pescadores de Montevideo. Al principio ni lo pensamos como una opción, ya que
nos imaginábamos que sería muy caro. Viene aquí el consejo N°1: siempre,
SIEMPRE consulten para sacarse la duda, no prejuzguen porque pueden estar muy
equivocados!!!! Cuando llegamos al club fue amor a primera vista.
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Gazebo hecho por MI PAPÁ!! |
Una vez reservada la fecha y la hora en el club, había que
comenzar a dibujar el resto.
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