Fijé particularmente uno de ellos. Ya
estaba: era el vestido que quería. Lo amé. Volví a Uruguay 3 días después y
empecé a buscarlo en google, sin saber bien cómo se llamaba la cantante, la
banda o ni siquiera el nombre de la canción. No fue fácil, pero mi instinto
detectivesco primó una vez más. Alinne Rosa era la muchacha que tenía el
vestido que yo adoré.
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Alinne Rosa |
Mientras buscaba fotos del vestido me
encontré con muchos otros vestidos soñados, pero fue uno de Ivete Sangalo el
que me conquistó. Muy “yo”. Con esas dos fotos en mano llegó el momento de
empezar a contactar diseñadoras que pudieran hacer realidad el vestido.
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La diosa Ivete |
Mi hermana, otra gran adicta a internet,
encontró una página que vendía vestidos del exterior. Una amiga que se casó en
diciembre de 2012 había encargado su vestido por esa vía, y ella compró su
vestido para mi boda también on line. Me mandó fotos de un vestido de novia que
allí vendían, del estilo de los otros dos que tanto amé. Ahora sí había
encontrado mi vestido (click aquí para ver más fotos)
Me daba un poco de miedo comprar mi vestido en una tienda on line, pero teniendo la experiencia de mi hermana y su amiga, me pareció que nada podía salir mal. Tenía tiempo, y en caso que el vestido fracasara, aún podía de comprarme uno o mandármelo hacer.
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Había que jugársela!!! |
Me daba un poco de miedo comprar mi vestido en una tienda on line, pero teniendo la experiencia de mi hermana y su amiga, me pareció que nada podía salir mal. Tenía tiempo, y en caso que el vestido fracasara, aún podía de comprarme uno o mandármelo hacer.
De todas formas me reuní con dos
diseñadoras recomendadas por amigas que se habían casado hacía menos de cuatro
años.
La primera de ellas, llamémosle A, me
recibió en su atelier. Le mostré las ideas que tenía, le conté lo que andaba
buscando y lo que no me gustaba. Hizo unos bosquejos, me mostró fotos de
revistas y terminó dibujando un vestido con flecos… oh sí, yo llevé un vestido
con volados y ella me mostró un lánguido vestido de flecos. Me pasó precios y
me dijo que comenzando en diciembre estábamos bien. Sólo por la confección del
vestido, A me cobraba casi USD 1000. Asumí que en caso de elegirla, pagaría el
precio de elegir a A, sólo por ser A. No me pareció que fuera una persona que
me fuera a destinar la atención que yo buscaba y ni que decir que yo no estaba
dispuesta a gastar ese dineral sólo por tener un vestido hecho por A (que a
decir verdad, sigo sin ubicarla como una diseñadora reconocida)
La segunda diseñadora, llamémosle P, me
cayó mucho más en gracia. Era más simpática, me atendió en su casa, me mostró
telas, fotos… y un precio muuuucho más razonable. Ella me dijo que para llegar
a tiempo con el vestido, la primera semana de octubre ya tenía que tener las
telas compradas.
Después de visitar a ambas me decidí a
encargar el vestido on line. En caso que cuando el vestido llegara, fuera un
desastre, todavía estaba con tiempo de mandarme a hacer uno a nuevo. Si bien
podía encargarlo directamente a la web, decidí hacerlo tal y como lo hizo mi
hermana: a través de una señora que vendía ropa por Facebook. A fines de agosto
ya había hecho el giro para que me lo trajeran. Consejo N°2: si encargan su vestido de novia, tengan mucha
precaución con quién lo hacen.
(continuará...)
¡Acá me nombran! Jijijijijiji. Si, a mi me salió bien, no creí que podía fallar JUSTO EN ESE MOMENTO.
ResponderEliminarEfectivamente tú hermanita!!
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